
Esto de llevar a la práctica muchos de los experimentos que tenía en mente es genial. Tener un niño de 5 años activo y con ganas de aprender y de experimentar, te hace estar investigando continuamente sobre que tipo de experimentos científicos puedes llevar a cabo para que aprenda de una forma divertida.
Algo tan simple como un huevo, puede hacer que pasemos unos días entretenidos estudiándolo. La curiosidad de los niños es infinita y tenemos que aprovechar esos momentos de interés que tienen. Para nosotros descubrir esta forma de aprender con los experimentos fue toda una revolución.

Lo que necesitamos
- Dos huevos
- Dos vasos
- Vinagre
- Colorante alimenticio
Desarrollo de la actividad
Este experimento es muy fácil de realizar pero tenemos que tener algo de paciencia con su resultado ya que no es inmediato. Nosotros hemos realizado el experimento con dos huevos crudos y los hemos teñido con colorante alimenticio para hacerlo más vistoso, pero también puedes hacerlo simplemente con uno. Una vez tenemos nuestros huevos vamos a colorear el vinagre con colorante y sumergimos cada huevo en un vaso.
El huevo tiene que estar sumergido prácticamente en el vinagre, si se sale un poco no pasa nada. Ahora viene la parte de la paciencia, y es que tenemos que dejar el huevo sumergido en el vinagre aproximadamente dos días. Nosotros lo hemos dejado durante tres días para asegurarnos de que saliera bien.
Colocamos el vaso en un lugar oscuro y fresco y a esperar. En esa espera íbamos a ver los huevos y apreciábamos como salían burbujitas de la cáscara del huevo.
Pasados los dos días, le comento a Mario que tenemos que coger ya los huevos, que ha llegado el momento. De primera notamos que los huevos son algo más grande de lo normal, parece que se han llenado, tienen color pero tampoco se han pigmentado demasiado, pero lo más genial del experimento es que la cáscara ha desaparecido. Tiene una textura más suave y parece más translúcido.
Hay que enjuagarlos con precaución de que no se rompan, porque tan solo están protegidos por una fina membrana la cual se puede apreciar. Aquí con mucho cuidado puedes frotar suavemente para retirar la cáscara si es que queda.


Parecían huevos desnudos y lo comparamos con un huevo crudo normal del frigo, vaya cambio el que había sufrido! . Notamos que los huevos parecían ser más elásticos y flexibles como si de una pelota se tratara, así que nos dispusimos a jugar con él y que rebotara en la mesa. Lo dejamos caer (5 cm altura)y sobrevivía. Cada vez lo lanzábamos de más alto y seguían resistiendo. Mario lo observaba y disfrutaba viendo como no se rompía pero con ganas de que al final lo hiciera.
La emoción hizo que Mario lo lanzara alto y uno de los huevos al rebotar, cayó en el suelo y hubo huevo con olor a vinagre por todas partes.

La ciencia nos dice
El proceso por el que pasa el huevo con el vinagre es un proceso de osmosis. Se debe a que gran parte del vinagre se mueve a través de las membranas del interior del huevo. Las membranas del huevo son semipermeables y permiten que el agua se mueva a través de ellas.
Este tipo de experimentos científicos sencillos y con elementos cotidianos y accesibles, pueden ayudar a los niños y niñas a aprender ciencias de una manera educativa y divertida.
Y vosotros, ¿habéis dejado ya vuestro huevo en vinagre?
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